Quizá el mayor desafío de la Innovación radica en des-elitizarla, sacarla de las conversaciones intelectuales y ponerla "al piso, en lenguaje de a pie". Sin duda, comprender la innovación como un modo diferente de hacer las cosas, así de simple, posibilita el hacerse partícipe de ella. Estamos viviendo una época de cambios profundos, primero, desafiados por una movilización social histórica y, más recientemente, una crisis sanitaria de COVID-19 que está cuestionando y transformando nuestra forma de ser y hacer sociedad.
Este contexto de incertidumbre nos enfrenta al dilema de mirar hacia el lado y esperar una respuesta, o bien hacerse cargo y cruzar la frontera de lo conocido hacia nuevos caminos. Los invito a que nos paremos desde la vereda del "hacerse parte".
No es un secreto para nadie que debemos reinventarnos a la escala y en el ámbito que podamos, y todos están invitados como parte de este engranaje social del cual somos parte. ¿Cómo podremos reinterpretar las relaciones interpersonales, laborales y comunitarias, sino entendiendo que debemos todos ser parte de la solución? Esto es con todos y para todos.
Históricamente, podemos trazar recientes innovaciones de alto impacto a épocas de crisis. El gigante del e-commerce Ali Baba comenzó su crecimiento a mitades de los años 2000. ¿Uno de sus gatillantes? La ansiedad que generaba el contacto físico con otras personas luego de la pandemia de SARS entre 2003 y 2004. Una relación similar pudo constatarse posterior a la crisis Subprime, cuando la demanda por modelos de servicios que disponibilizan y comparten activos (como Uber y AirBnb) se disparó, producto del déficit.
Si bien la crisis como fuente de innovación no es un supuesto nuevo, sí amerita hoy una reflexión profunda. En el contexto de la construcción de esta nueva normalidad debemos necesariamente cultivar una ética que migre del "yo" al "nosotros". Debemos pensar como individuos en el bienestar social.
El ecosistema nacional ya ha dado señales de esto en la contingencia, con iniciativas como Movidos x Chile ofreciendo un canal de crowdfunding para diversas causas sociales que responden a la pandemia; Familias Entrelazadas, una plataforma que permite a ciudadanos aportar con alimentos a familias en condiciones de vulnerabilidad; o la Red de laboratorios Universitarios COVID-19, que hoy suma 15 universidades trabajando colaborativamente en fortalecer la capacidad nacional de diagnóstico y poder mapear el comportamiento del virus.
Estos ejemplos demuestran que no es necesario esperar a que "aplanemos la curva" de la pandemia para sumar valor a través de la innovación. Así lo demuestra igualmente la plataforma de diálogo e incidencia ciudadana Tenemos que hablar de Chile, que busca generar instancias de conversación sobre un Chile en 2021.
Hoy más que nunca debemos hacernos las preguntas correctas y estoy convencido que, para ello, es mucho más importante estar juntos que estar plenamente de acuerdo. Pero para esto resulta imprescindible reconocer (primero) que todos tenemos un rol que jugar en este desafío, obligándonos a ser parte de la solución, desde donde sea que nos toque.
Como Red Innovación Chile nos hacemos cargo de esta máxima y queremos ser ese catalizador para las instituciones y comunidades innovadoras de todo el país. Partiendo por mí, extiendo la invitación a que optemos todos por una empatía radical para construir juntos esa nueva normalidad.
Francisco es Director Ejecutivo de la corporación 3xi.