En Chile alrededor de 1.260.000 alumnos integran la educación superior, según los recuentos oficiales de Mifuturo.cl, de los cuales un 60%estudia en Universidades; un 30% en Institutos Profesionales; y un 10% en Centros de formación Técnica. De estos datos se desprende que cerca deun 40% de los alumnos del sistema nacional reciben formación en niveles no universitarios.
En mayo del año 2018, el Estado de Chile promulgó la Ley N°21.091 del Ministerio de Educación sobre educación superior, que establece que este tipo de instituciones deben tener en el centro a los estudiantes y sus aprendizajes, así como la generación del conocimiento e innovación. Parte central de la reforma, es que las instituciones no universitarias, tanto los Institutos Profesionales como los Centros de Formación Técnica, deben cumplir su misión más allá de la docencia -rol fundamental que poseían hasta la fecha- e incorporar actividades de innovación y vinculación con el medio, con un alto grado de pertinencia al territorio donde se emplazan.
Dado este escenario, la tercera misión universitaria releva a todo el sistema de educación superior. Desde quienes trabajamos por la innovación en esta tribuna, cabe estudiar el cómo iniciar el tránsito desde lo meramente docente -foco principal de las instituciones de educación superior no universitaria en Chile- hacia el impacto en la sociedad mediante la inserción en el ecosistema de innovación y los cambios de paradigma en la administración del conocimiento.
Existen experiencias en otros países,donde se puedentomar aprendizajes, como los programas Career Technical Education (CTE) en Estados Unidos o los programas Vocational Education and Training (VET) en Europa o Asutralia, y losCommunity Colleges o Technical Institutions canadienses.
Sin duda es un escenario que las instituciones de educación superior no universitaria deben tomar en cuenta para visualizar la estrategia con la que se enfrentan su entorno. Esta estrategia podría tomar relevancia en apostar fuertemente por la investigación aplicada.
El escenario mundial actual le exige a las instituciones de educación no universitariafomentar las formas en que participan en los ecosistemas de innovación, pasando de hablar de un modelo de "Universidad emprendedora" a uno de "Educación emprendedora", con el fin de aportar a la productividad de los territorios en los que se emplazan.