La innovación es clave en todos los ámbitos de nuestra vida y, sobre todo, en el
espacio de lo público (que es lo que nos ocupa como Consejo Nacional de Innovación)
porque es allí donde se toman las decisiones que nos rigen como comunidad y como
país de manera más integrada.
Y hoy es más importante que nunca, porque el mundo está cambiando y ese motor de
cambio científico y tecnológico está siendo mucho más acelerado que en otros
momentos de nuestra historia, generando no sólo nuevos dispositivos sino enormes
transformaciones en la forma en que vivimos y nos comunicamos.
Muchas lógicas con las que solíamos lidiar con los asuntos públicos, han cambiado.
Hoy miramos la economía, la política, las preocupaciones sociales, y podemos percibir
que muchos parámetros que considerábamos normales están alterados. Pero ojo: lo
que observamos como un tiempo marcado por la crisis de confianza, es también una
oportunidad para recrear nuestras formas de relacionarnos.
En el CNID estamos convencidos de que la única manera de encontrar soluciones es el
encuentro y el diálogo, porque la incertidumbre a la que este nuevo mundo nos
somete nos afecta a todos y a cada uno. Por eso nos hicimos, hace un año, parte activa
de RICh, porque una red de innovadores puede –en estos tiempos- mover montañas si
está pensada como un lugar donde mirarse, conocerse, escucharse, y desde ahí
encontrar puntos de encuentro y de acuerdo, para enfrentar con soluciones nuevas los
problemas que nos aquejan.
Nuestro aporte a la Red quiere ser compartir aquellas pistas que hemos recogido a
partir de nuestra propia experiencia como un lugar que lleva más de una década
relacionando las ciencias, la tecnología y la innovación con el mundo empresarial, de
la política pública, ciudadano, en distintos dominios que desafían a Chile.
La mirada de la innovación nos permite abordar retos, pero también descubrir
oportunidades que no serían posibles sin esta perspectiva. Y en esta materia hay
ejemplos muy concretos que han salido del diálogo del CNID.
Uno de ellos es la Agenda de Resiliencia, hoja de ruta generada en una mesa plural de
más de 70 representantes del mundo académico, del sector público y de la industria,
que en 2016 empezó a dibujar una gran oportunidad: enfrentar la dramática
condición de Chile como un país de terremotos, tsunamis y aluviones y convertirla en
una fuente de oportunidades, que nos permita recuperarnos de mejor manera y
ofrecerle al mundo un conocimiento de alto valor. No sólo las tecnologías antisísmicas
que ha estudiado la ingeniería en Chile, sino también las tecnologías sociales asociadas
a la resiliencia de las comunidades, entre muchas otras, pueden ser fuente de valor
para el mundo.
Si aprovechamos las ventajas comparativas que las singularidades naturales
representan, hay un espacio tremendo de oportunidades para aquellos que han
abrazado la innovación. De hecho, actualmente, el CNID apoya el proyecto de creación
del Instituto Tecnológico de Resiliencia ante Desastres Naturales (ITrend) en Corfo,
que ya aprobó la fase de perfil.
Es la mirada de la innovación la que nos regala la capacidad de irnos adaptando a
fenómenos nuevos, y convertirlos en oportunidades, cuando diversas capacidades
humanas logran articularse en torno a ello. Por eso estamos en RICh.